En el vasto territorio mexicano, la biodiversidad es una de sus mayores riquezas, pero también enfrenta serias amenazas. Una de ellas proviene de las especies vegetales invasoras, que han sido introducidas –intencional o accidentalmente– a distintos ecosistemas y que hoy representan un grave riesgo ecológico, económico y sanitario.
¿Qué son las plantas invasoras?
La legislación mexicana define a las plantas invasoras como aquellas especies no nativas, es decir, que se encuentran fuera de su hábitat natural y que logran sobrevivir, reproducirse y establecerse en nuevos ecosistemas. Lo más preocupante es que pueden alterar profundamente la biodiversidad local, desplazar a especies nativas, afectar cultivos, contaminar cuerpos de agua y, en algunos casos, dañar la salud pública.
¿Por qué son un problema?
Aunque las invasiones biológicas pueden formar parte de un proceso natural de dispersión, en los últimos años este fenómeno ha sido acelerado por las actividades humanas: comercio internacional, migraciones, urbanización y paisajismo desinformado.
El ingeniero agrónomo Eduardo Corella, consultado por Meteored, explica que muchas veces se introducen especies exóticas con fines estéticos o comerciales, sin contemplar sus efectos ecológicos. Un claro ejemplo es el del lirio acuático (Eichhornia crassipes), introducido en el Lago de Chapala, el más grande de México, para “embellecer” su superficie durante una visita presidencial décadas atrás. Hoy en día, esta planta ha colonizado grandes extensiones del lago, bloqueando la entrada de luz solar, agotando el oxígeno y afectando la vida acuática.
Otro caso representativo es el del muérdago, introducido en árboles urbanos de Guadalajara. Esta planta parásita, aunque inicialmente se colocó con fines decorativos, se ha propagado por toda la zona metropolitana debido a su fácil dispersión mediante viento y aves, dañando severamente al arbolado urbano.
México: foco de especies invasoras
México ha identificado 800 especies invasoras, de las cuales 665 son plantas. Entre las más comunes se encuentran:
-
Lirio acuático (Eichhornia crassipes)
-
Lechuga de agua (Pistia stratiotes)
-
Carrizo gigante (Arundo donax)
-
Hydrilla (Hydrilla verticillata)
Estas especies fueron introducidas hace más de un siglo y, desde entonces, han causado severos daños a cuerpos de agua y ecosistemas terrestres, además de afectar actividades humanas como la pesca, el turismo y el suministro de agua potable.
¿Son todas las plantas exóticas un peligro?
No necesariamente. El especialista aclara que no todas las especies exóticas son invasoras. Algunas, como la jacaranda o la lavanda, aunque no originarias de México, se han naturalizado, es decir, se han adaptado al entorno sin desplazar otras especies ni alterar el equilibrio del ecosistema.
¿Cómo identificar una planta invasora?
Si te interesa ayudar a preservar el medio ambiente, es importante saber cómo reconocer a estas especies:
-
Crecimiento y reproducción acelerados
-
Ausencia de depredadores naturales
-
Capacidad para propagarse rápidamente
-
Aparición en hábitats donde antes no existían
Además, se recomienda consultar a expertos, acudir a dependencias ambientales locales o utilizar bases de datos en línea especializadas en flora invasora para confirmar cualquier sospecha.
La expansión de plantas invasoras en México es un problema silencioso pero devastador. Desde cuerpos de agua hasta espacios urbanos, estas especies amenazan la riqueza natural del país. La prevención, el conocimiento y la gestión responsable de los espacios verdes son clave para mitigar sus impactos. Como ciudadanos, también podemos contribuir identificando, reportando y evitando el uso de especies invasoras en jardines, parques y proyectos de reforestación.